
Historias de rabia y resistencia que crecieron en medio de dictaduras, violencia, desigualdad. Voces y recuerdos que muestran cómo, con los años, la música se volvió refugio, un grito compartido y una forma de no callar. En cada rincón del continente, el metal, el punk y el hardcore encontraron su propio camino. En bares pequeños, garajes improvisados o escenarios precarios, surgieron canciones que hablaban de lo que se vivía afuera: represión, pobreza, desigualdad, desplazamiento, pero también amistad, solidaridad y ganas de seguir adelante. Estas historias no pertenecen a un país ni a una generación en particular: son parte de una memoria colectiva que une a quienes encontraron en la música una forma de resistir, de reconocerse y de crear comunidad más allá de las fronteras. Gritos del Sur es ese eco: el retrato de una pasión que sigue viva, que atraviesa épocas difíciles y que todavía hoy late con fuerza en cada acorde y en cada grito.

Con interviews de













